Desde el siglo XI d. C. se conocían en China mezclas pirotécnicas de salitre, carbón y azufre que fueron empleadas como explosivos de escasa
potencia, y existen también testimonios del siglo
XIII d. C. que revelan cómo
algunas de las mencionadas mezclas fueron utilizadas como propelentes en armas
rudimentarias de bambú que
lanzaban diversos proyectiles. DE Las armas de fuego son herramientas
que fueron creadas para la defensa humana. La pólvora y el conocimiento de su empleo explosivo o
propulsivo llegó a Europa de la
mano de los científicos árabes entre finales del siglo XIII a
principios del siglo XIV d. C., donde la referencia más antigua la encontramos en el
tratado demarco, que describe la composición de la pólvora negra, aunque
existen referencias más fidedignas en dos manuscritos de Walter, capellán de Eduardo III de Inglaterra que se remontan a 1326 y que describen lo que actualmente se consideran
los modelos más antiguos de armas de fuego.
Sin embargo, es a partir de la segunda mitad
del siglo XIV d. C. que se registraron mayores y frecuentes
referencias al uso bélico de las armas de fuego, de las que las primeras en
desarrollarse fueron las armas portátiles, que son aquellas armas que pueden
ser fácilmente empleadas y transportadas por una sola persona.
Al principio las armas de fuego eran poco
fiables e inseguras, pero han ido evolucionando hasta alcanzar un nivel de
utilidad y practicidad que las han convertido en uno de los medios para herir,
asesinar o cazar más eficaces que además puede utilizarse en otro tipo de
actividades humanas como, por ejemplo, el deporte.
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